Esta pasada Semana Santa, tomando unas tapas en un bar de San Sebastián, un amigo me preguntaba por Las Puertas de Anubis, de Tim Powers. Bueno, el libro es fantástico, pero eso ya lo sabíamos. Y es el primero que leí de su autor. Mi favorito, sin embargo, es En costas extrañas. Lo curioso es que, cuando vi Piratas del caribe, pensé que le habían copiado la historia a Powers. Supongo que lo pensamos muchos, porque luego he sabido de las negativas del director. Más aún, parece que quieren hacer la cuarta película basándose en la novela (en fin). Me gusta mucho, pero tampoco he venido aquí a hablar de ese libro. Es mi favorito por razones, digamos, extraliterarias.
El libro que quiero recomendar es Declara. Lo acabo de releer. Para que sepan dónde se meten: es una historia de espías, en la que uno de los personajes principales es Kim Philby (y, por tanto, es un homenaje a Le Carré, a Greene, y a un género). Naturalmente, y por ser hija de su autor, el contexto no es la guerra fría (y sus antecedentes), tal cual. Detrás hay un trabajo que hacer. Un trabajo en el que se enfrentan agencias más subterráneas que la más subterránea de las agencias, y que, digámoslo así, es manifestación de fuerzas sobrenaturales. Aquéllos que hayan leído Las Puertas de Anubis, por cierto, busquen alguna relación.
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Ayer volví a ver -y ahí va mi segunda recomendación- El banquete de bodas, la película de Ang Lee. Siempre que vuelves, tras mucho tiempo, a ver una película, o a leer un libro, repasas calificaciones. Y es curioso: la gente dice que tal o cual película «ha envejecido mal», en vez de decir, «era gilipollas cuando dije que era cojonuda, hace veinte años». En fin, como la opinión que vale es la opinión de hoy, les diré que ¡me ha gustado más aún que la primera vez!