El principio de autoridad

Ayer, mientras escuchaba a la Orquesta Nacional y a Elena Bashkirova interpretar Las noches en los jardines de España

… de Falla, rememoraba algo que me sucedió hace un par de décadas y que me hizo odiar esta obra durante mucho tiempo. Por cosas del programa de estudios mi mujer tenía que preparar la obra de Falla. Su profesor, un catedrático de piano conocidillo, la iba a acompañar ejecutando la parte orquestal en un examen.

Sólo había una partitura disponible de la obra y no parecía existir versión para dos pianos. El profesor fue inflexible: la única solución era que encargase a un profesional una reducción para dos pianos.

A través de un amigo contacté con un director de orquesta español, joven, que acababa de terminar sus estudios en Estados Unidos, para ver si a lo mejor él sabía de la existencia de alguna reducción disponible.

La respuesta fue negativa.

El catedrático nos habló de dos o tres personas que podían hacer ese trabajo. No recuerdo exactamente cuánto cobraban. Lo que sé es que nos pareció una enormidad.

Así que, en la mejor versión del ingenio aguzado por el hambre, convencí a mi mujer para lanzarnos a la piscina. Haríamos, entre los dos, una versión reducida. El único problema era convencer al catedrático. Decir la verdad era impracticable. Nunca aceptaría tocar una versión reducida por su alumna y por el novio, un tipo sin estudios de música conocidos.

Así que mentimos. Para saltarnos a los recomendados del catedrático, le comentamos que un joven director de orquesta (el mismo al que habíamos preguntado, hoy bastante famoso), amigo de un amigo, nos iba a hacer el favor gratis. El profesor aceptó, habida cuenta las referencias.

Tardamos aproximadamente un mes. Fotocopiamos la obra, la recortamos, y fuimos escribiendo, bajo el pentagrama de la parte de piano, la reducción de la parte orquestal.

Un mes más tarde mi mujer le presentó la obra, con la parte de orquesta primorosamente copiada por nosotros sobre la base de una imaginaria reducción realizada por el amigo «americano». El profesor comenzó a leerla y fue dando su aprobación. Aunque las soluciones eran discutibles en algún momento, el resultado global era excelente, afirmó.

Mi mujer aprobó y una copia (creo que la única) quedó en manos del catedrático. Conociendo al gremio, estoy convencido de que se ha usado en alguna ocasión más, con gran lucimiento del acompañante.

Es lógico. Cuando un trabajo es profesional se nota.

3 comentarios en “El principio de autoridad

  1. Había una tercera opción: contratar una orquesta, jeje.

    Pues para no tener estudios de música conocidos hace usted cosas que muchos que conozco con estudios de música conocidos no sabrían hacer.

Los comentarios están cerrados.