Salute to champion

Soy feliz y Carlsen es el nuevo campeón del mundo de ajedrez. De esto último hemos hablado algo gracias a tuister y voy a hablar aquí.

Soy un mal jugador de ajedrez; mi ELO debe ser cercano a mi hándicap de golf. Nunca he podido anticipar movimientos del contrario y, si juego, lo hago casi a lo loco, como si el contrario no respondiera o solo respondiera lo que me conviene. Leo mucho sobre ajedrez. Desde pequeño en libros y en el apunte diario de la prensa socialdemócrata. Desde Kuperman hasta Maiztegui, Morán o ahora García, y bien fácil gracias a tuister y el internet.

En 1987 asistí a dos jornadas del match Kasparov-Karpov que se disputó en España; una de ellas la jornada final, aplazamiento incluido. No me enteré de mucho en la soledad del patio de butacas y sin posibilidad práctica de atender comentarios.

Las jornadas finales del encuentro han presentado al campeón Carlsen básicamente como un frío y calculador hombre de silicio y, además, madridista. No negaré ninguna de las dos pero no me ha gustado el tono épico, dramático de de las crónicas de García.

Probablemente lo único dramático y épico de la partida es su contexto. Es una partida clave para el desarrollo del encuentro. Carlsen domina 5-3 y Anand solo le vale ganar. Deja a un lado las tácticas contemplativas y se lanza al ataque. Todo jugador de ajedrez que se lanza al ataque teme el contraataque que, normalmente, se desarrollan en flancos distintos. Todo jugador que se defiende de un ataque sabe que una de las mejores defensas es un buen contraataque. A veces es cuestión de un tiempo, de un movimiento, ser capaz de golpear con el ataque o con el contraataque. De acertar o de fallar con la intermedia.

Una ventaja, hoy en día, es que podemos saber, más o menos, lo que piensan o dicen que pensaron:

Carlsen no se muestra impresionado por la partida y explica serenamente lo que pasa por su cabeza. Simplemente trata de ampliar sus posibilidades con contraataque en el flanco de dama frente a una defensa pasiva que, muchas veces, lleva a una lenta agonía. Anand se muestra, creo, más confuso en sus explicaciones. Los movimientos de Carlsen le hacen tener que calcular muchas variantes, creo que se lía algo con sus explicaciones y, desde luego, se lía en la partida.

No se trata de que Carlsen calcule mejor sino que su cálculo es más fácil y, como él dice, sus movimientos son casi forzados una vez que da el visto bueno al plan. Y da el visto bueno tras calcular y comprobar que no hay mate que puedan forzar las blancas. Creo que no es ningún cálculo sobrehumano porque el ataque blanco era, más bien, lentorro.

Una posición clave de la partida es esta

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Carlsen optará por mover el caballo (una pieza defensiva ya que apuntala g7) como se indica en la figura y alejarlo del rey. Las alternativas son movimientos profilácticos tipo 18… g6 que lleva a las negras a una defensa pasiva. Carlsen busca el contraataque en el flanco de dama para complicar el cálculo de Anand. Con el movimiento Carlsen protege su torre de a6 lo que le permitirá abrir las columnas del flanco de dama. A partir de aquí Carlsen jugará forzado y obligado por su plan y no por el jugo de Anand. Tras alguna simplifación se llega a

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donde Anand ha optado por avanzar en el flanco de rey primero con 19. f4 y al final con 22. f5 y Carlsen avanza en el flanco de dama 19… b4 y provoca la simplificación en dicho flanco. En vez de 19. f4 Anand podría haber jugado a apuntalar el flanco de dama pero tiene la necesidad imperiosa de ganar y con ese factor también juega Carlsen.

El plan de Carlsen demanda ahora 22.. b3 que crea un terrible peón pasado y apoyado que es la espada de Damocles sobre la cabeza de Anand quien tiene que calcular ahora las complicadas variaciones de su juego teniendo en cuenta esa amenaza. Invertirá cuarenta minutos en su próximo movimiento durantes los cuales dio muestras de una incomodidad creciente al no poder encontrar un plan directo que le garantizara su necesaria victoria. Se lanza al ataque, que es tan lento que a Magnus le da tiempo a avanzar g6 (la primera opción profiláctica) y retornar el caballo a e8 (que es donde está en la primera posición) sin que el ataque blanco pueda imponerse. Con las amenazas blancas cubiertas Carlsen solo tiene que avanzar su temible infante para crear la suya.

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Anand seguirá con el ataque y de no haber mediado su error la partida habría continuado un largo tiempo con final incierto.

Creo que es una gran partida jugadas dentro de unos parámetros clásicos: ataque y contraataque en el contexto de la necesidad imperiosa de Anand por ganar en la que Carlsen muestra que tiene arrestos para no elegir una opción meramente pasiva.

De la partida se ha sacado mucho simbolismo. Carlsen no mueve en toda la partida ni su alfil de c8 ni su dama de d8. No es normal en una partida tan exigente. Solo moverá una vez la dama impostada que se crea en b1 y ese movimiento provoca la renuncia de Anand. Sin embargo y si de simbolismo se trata yo presento dos nuevos. Dadas las circunstancias, dado que Carlsen es madridista y que el Madrit ya elige el negro como alter ego, dado todo ello, el caballo es la única pieza mayor que mueve Carlsen (salvo el movimiento final de la dama impostada) y con sus movimientos e8-c7-a6-c7-e8 se basta y sobra para defenderlo todo. Es una especie simbólica de un Arbeloa sufrido, silencioso y corredor. Por contra, el peón de b3, que viene del exterior de columna a, es una muestra simbólica de lo que es capaz de hacer CR7: ganar una partida con su mera presencia.

Mañana, tal vez más.

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La que se avecina (XX)

Hasta hace unos días pensaba que Oriol Junqueras era simplemente un iluminado que perseguía un sueño imposible. Un sueño disparatado que prometía convertir en realidad para que millones de catalanes pudieran disfrutarlo. De verbo y alimentación fácil, al aliño de cualquier discurso que realice sobre la solución de los problemas de Cataluña jamás le falta la especia de un montante casí mítico de 16.000 millones de euros «que marxen i no tornen» (se van y no vuelven). Lo repite y lo repite cual ungüento reparador de agravios. No sin recalcar que «todo ese dinero que España nos expolia evitaría que en Cataluña hubiera recortes». Prueba de que eso es cierto son los dos vídeos que aporto. Aunque podría colgar cientos. Por eso me dejó de piedra que en un programa de debate en RTVE se atreviera a decir que jamás había salido de su boca que España robe a Cataluña. La mentira es tan flagrante y descarada que convierte al Junqueras iluminado en un mentiroso compulsivo de más de 9 grados en la escala de Kirchner. Por si tuviera la tentación de acogerse estrictamente a que jamas haya dicho que España robe a Cataluña, le recuerdo que decir que «España nos expolia» es doblemente peor si nos atenemos al diccionario de la RAE:
Ver conjugación expoliar.
(Del lat. exspoliāre).
1. tr. Despojar con violencia o con iniquidad.