Escuchaba esta mañana las quejas de Alsina sobre la manía de los periodistas de engordar falsas noticias a falta de auténticas. El asunto venía de las declaraciones de Rivera sobre el «no» a Rajoy. Argumentaba el periodista que esto mismo había dicho antes de las anteriores elecciones, como también afirmó que no participaría en un gobierno en el que no fuera presidente y que tampoco apoyaría a Pedro Sánchez. En fin, que el argumento es que estamos en campaña y que la gente promete y promete, y que una vez metido nada de lo prometido.
No le falta razón a Alsina en una cosa: Ciudadanos es un partido y Rivera un político. Aunque es gracioso que ellos defienden que son diferentes. A esto supongo que me contestaría: ¡eso también es mentira! Se supone que con este tipo de afirmaciones, los anaranjaos quieren convencer a antiguos votantes del PSOE, lugar en el que creen pueden crecer.
Puede que sí. Vean al ínclito Girauta subiendo la apuesta. Ya no es solo Rajoy el obstáculo, también la vicepresidenta. Incluso sugiere quién sí les parecería aceptable.
Ahora, ¿si no creemos nada de lo que afirman los políticos, porque estamos en campaña, entonces lo mejor sería votar al azar, no? Frente a esta tentación, uno se tiene que agarrar a algún principio, así que tenemos que actuar como si les creyésemos y después, cuando llega el momento de volver a votar, pesar todas las mentiras e incumplimientos acumulados, todos los cumplimientos y aciertos, medir la coherencia interna y las debilidades, las pulsiones y pasiones, otear alrededor y, lo más importante, pensar en lo que nos interesa.
Creo que lo mejor para España sería una gran coalición formada por PP, PSOE y Cs, con un Gobierno con ministros de los tres partidos, presidido por el líder del partido que saque más escaños, para una legislatura larga y conforme a un plan de reformas profundo y concreto.
Como es lógico, hay dos condiciones previas para que esto pueda tener lugar: la primera, que los tres partidos estén por la labor de intentarlo; la segunda, que ninguno de ellos quiera imponer a los otros quiénes son sus líderes o sus representantes. Lo son aquellos que han elegido los partidos y aquellos a los que los españoles han votado. Si se dan estas condiciones previas, el resto será difícil (¡hay que pactar un programa!), pero posible. Sin esas condiciones, me parece imposible.
A estas alturas seguía sin decidir a quién votar: si al PP, si a Cs, si al PSOE. Hay excelentes razones para no votar a ninguno de ellos. Pocas para votar a alguno de ellos. Mi elección depende sobre todo de lo que me parece más urgente: que se produzca ese gobierno de gran coalición.
Con esas declaraciones, Rivera y Girauta me acaban de dar una razón muy poderosa para descartar a Ciudadanos. Me han facilitado el trabajo: ya solo quedan dos posibilidades.
Les deseo lo mejor en su objetivo de captar a sectarios votantes del PSOE que odian a Rajoy. Quizás obtengan dos tses donde han perdido uno.
Si es así, enhorabuena.