Sobre propiedad


He leído esto de Arcadi Espada en el que se habla de propiedad intelectual y de lo que ha escrito Daniel Rodríguez Herrera sobre eso mismo. No soy muy de los excesos formales de Arcadi Espada en esta materia (digo formales porque tenemos la ley que tenemos y los jueces que tenemos), aunque nunca he comprendido por qué no va a poder un autor proteger lo que haya creado con la intensidad que le salga de los huevos. Excluyo a las patentes por una razón de utilidad pública: los trabajos científicos o tecnológicos se apoyan necesariamente en un corpus previo común sin el que no suelen ser explicables. ¿Por qué no extender un concepto similar a las obras artísticas? Por una razón muy sencilla: porque nada cambia sin la obra. Por muy importante que sea Così fan tutte, nuestro mundo sería igual sin él. La obra de arte concreta siempre sobra. Para comprender esto pensemos en una analogía: imaginemos una patente sobre un proceso de fusión fría y a la vez imaginemos una obra desconocida de Shakespeare. Ahora preguntémonos, sin conocer la obra de Shakespeare si podemos pasarnos sin ella totalmente, y preguntémonos si no estaríamos mejor con un proceso viable de fusión fría. Está claro, ¿verdad?

Así las cosas, no sé por qué no se pueden poner las trabas que uno quiera a los productos suferfluos que se crean gracias a mi imaginación. Si escribo una novela, por mucho que se pueda copiar, ¿por qué razón han de tener los demás acceso a ella sin mi consentimiento o sin pagar lo que yo pida?

Ahora voy a lo que más gracia me hace, esa visión de los bienes y de la propiedad algo cuaternaria que aparece en el artículo de Daniel Rodríguez y que es bastante común. Eso de la exclusión y la copia. Digo que es cuaternario porque parece referirse a una discusión en la que yo te enseño mi material plátano, que cojo con la mano y digo «es mío». Sin embargo, la propiedad dejó de ser eso hace muuuchoo tiempo. Por no hacer el cuento largo, ¿cómo se come eso con la propiedad del dinero o de los títulos valores representativos por ejemplo de créditos? Aseguro y puedo hacerlo que, al igual que hago copias de libros, puedo hacer copias de cualquier título valor. Ya sé que habrá quien me diga que el dinero representa algo «material» y que hacer una copia deprecia el valor. Bueno, eso es algo muy difuso en relación con cantidad de bienes corporales, ¡¡los títulos representativos de por ejemplo una empresa de software!!, pero, en cualquier caso, si representa algo no es algo que yo pueda coger con la mano, que es el último y molón argumento para decir que lo uno es propiedad y lo otro no. Seguro que los dueños de acciones de Facebook tienen claro que son dueños de algo y que en ese algo lo material es lo que menos vale, como en el libro las tapas y el papel es lo que menos vale. ¿Debemos permitir que se hagan copias de las acciones de Facebook con el emule?

Yo, sin embargo, no veo en el hecho de que la producción sea barata (barata, no gratis, que la copia no es gratis, por mucho que haya quien lo crea) sólo convierte los objetos propios de la propiedad intelectual en más vulnerables. Y eso es algo peligroso para los autores. Y quizás deberían esforzarse (si quieren sacar rendimiento) en hacerlo accesible más barato, para que merezca menos la pena el pirateo. Ahora, los demás argumentos, en un mundo de los paquetes de títulos que agrupaban otros paquetes de títulos diferentes que a lo mejor tenían, al final de una cadena, relación con algo tan «material» como que te dejé dinero (un título con una relación más bien vaga con la riqueza- incluida la inmaterial) para que te comprases una casa o ¡un programa de ordenador! me resultan francamente asombrosos.

Ya, casi nada de lo que tenemos se basa en una relación de posesión estilo mano-plátano.

Otra cosa es que mole no pagar. Eso lo entiendo siempre.