Y si …

 

Traigo esto de aquí …:

He contado muchas veces mi relación especial (que diría un inglés refiriéndose a Estados Unidos) con la Historia de Roma de Indro Montanelli. Lo leí con trece años, gracias a un amigo de colegio, que lo sacó de la biblioteca paterna y me lo prestó. Me gustó tanto que, angustiado por tener que devolverlo, lo fui resumiendo en folios blancos, cortados por la mitad, que rellenaba con letra minúscula aprovechando todo el espacio disponible. Tardé como un mes, en la cocina de casa, aprovechando el sueño de los demás para evitarme las regañinas. Salieron entre treinta y cuarenta hojas, que conservé muchos años, hasta que se perdieron en una mudanza. Como comprenderán, casi me aprendí el libro de memoria y descubrí que allí estaba todo, como en Los Simpson.

… porque, a raíz de algunas respuestas leídas en tuiter a la pregunta sobre los beneficios objetivos de una secesión catalana frente a su riesgos, se me ha preguntado por cómo habría sido la historia de Barcelona o Valencia si nuestra historia no hubiera sido como fue.

Y he recordado algo que tenía ahí guardado en la memoria. Cuando empecé a leer sobre Roma (en la inmortal obra de Montanelli y en otras que fui encontrando, introducida ya la espita), fabulé con entusiasmo durante un tiempo y lo hablé con algún amigo, con la idea de que César hubiera podido llevar a cabo la empresa que había diseñado: atacar en Asia Menor y luego girar hacia el norte, penetrando en las tierras de los germanos por el este. Fabulé sobre un imperio que no habría sufrido las invasiones de los germanos porque los germanos habrían sido romanizados. Imaginé un mundo completamente diferente.

Tenía trece años. No puedo decir con exactitud cuando dejé de lado estas tonterías infantiles. Quizás con catorce años.

Intentar prever el futuro es difícil, aunque es una tarea imprescindible. De hecho lo hacemos constantemente. Por eso no metemos la mano en aceite hirviendo. También por esta razón la humanidad lleva milenios refinando los procedimientos para mejorar nuestras predicciones.

Intentar dibujar un pasado, un presente o un futuro alternativos, basados en un pasado alternativo, es inútil y es estúpido. Solo se me ocurren tres utilidades para una actividad de esta naturaleza: rellenar el tiempo con banalidades entretenidas, ganarte la vida escribiendo obras literarias y justificar tus acciones actuales dañinas a falta de argumentos. Las dos primeras son legítimas. La tercera es una muestra de mendacidad e irresponsabilidad.