So truth does fancy’s charm dissolve


Años atrás intenté explicar por qué pienso que la Missa Solemnis es una de las cumbres de la cultura universal. La escuché de nuevo ayer, con la OCNE, y Christian Zacharias dirigiendo. Bien, en general. Me ha gustado mucho la elección de los tempi y su trabajo con la parte coral, con un enorme esmero y sutileza en el aspecto dinámico. Lo peor, el concertino, que ha tocado el solo del benedictus con un exceso de vibrato y, sobre todo, la gente, que no ha comprendido que las pausas del director entre las partes no eran consecuencia de problemas de memoria, sino de ruido ambiente. El problema de Zacharias es que ingenuamente ha creído que, por tardar, iba a conseguir que el personal dejase de tocar los huevos.

En fin, si escribo de esto no es por Beethoven, sino por Mark Padmore, que ha interpretado la parte de tenor. Aunque su voz presenta problemas en los graves, y quizás le falta cuerpo para una obra tan exigente, su trabajo ha sido sensacional. Musicalmente es prodigioso, su dicción es estupenda, su timbre hermosísimo, y ha interpretado con enorme hondura. Su escuela es la que es capaz de producir esto:



Para que lo comprueben escuchen sólo dos de sus interpretaciones. La primera, en el exquisito dúo As steals the morn, de L’Allegro, il Penseroso, ed il Moderato de Händel.


As steals the morn upon the night,
And melts the shades away:
So Truth does Fancy’s charm dissolve,
And rising Reason puts to flight
The fumes that did the mind involve,
Restoring intellectual day

Es interesante compararlo con otro gran tenor de su generación, Ian Bostridge. La comparación nos muestra sus cualidades y sus carencias. La voz de Padmore es mucho más dulce, casi transparente, y también es menos dramática. Musicalmente, la versión de Padmore, con esas líneas vocales que parecen no acabarse, es más abstracta, menos directa, que la de Bostridge, que resulta más enfática y operística, menos sutil. En cualquier caso, las dos son estupendas.



Y ahora, escúchen a Padmore interpretando a Jefté. La música es, naturalmente, de Händel.


Waft her, angels, through the skies,
Far above yon azure plain,
Glorious there, like you, to rise,
There, like you, for ever reign.
Waft her. . .