La gangrena del Estado

 

El de hoy es un día tristísimo. No, como muchos piensan, por las imágenes de la policía cargando contra los que se saltaban la ley o arrastrándolos para impedir que obstaculizasen ese trabajo ordenado por los jueces. La policía puede fracasar y verse superada. La realidad es así, tozuda y cabrona. Tampoco es triste por lo que puedan decir medios o líderes internacionales. La gente siempre se pone exquisita cuando el delito no le afecta.

Lo triste es comprobar que la mayor parte de los resortes del Estado en Cataluña se han puesto al servicio del delito y el golpe de Estado.

Hace mucho tiempo que no comparto la postura del Gobierno. No hablo de la estrategia política. Sobre la estrategia política decidí no hablar desde el momento en que vi que el Gobierno se enfrentaba a golpistas. Hablo exclusivamente de la gigantesca inmoralidad de no utilizar los mecanismos constitucionales. Esos mecanismos no están sujetos (por mucho que el artículo 155 diga «podrán») a un uso estratégico. Pero así lo han visto muchos. Es la misma debilidad de los que dicen que una ley es constitucional si renuncias a interponer recurso de constitucionalidad, aunque la ley apeste. Esa actitud de renuncia a la aplicación de la ley es inmoral y además peligrosa. Nada disuelve más las instituciones que la arbitrariedad. Por eso la corrupción política impune es tan dañina.

Decía que hace mucho tiempo que no comparto la postura del Gobierno, aunque decidí que, con el delito a las puertas, solo cabía una posición; por eso también me ha asqueado la postura de los «nuestros», de algunos de los «nuestros» que, en momentos de tanta zozobra, en vez de apoyar a las instituciones, decidieron dar palos a Rajoy. Algunos, por cierto, con biografías bien dudosas. No quiero pasar cuentas, pero yo vengo diciendo siempre más o menos lo mismo y he visto, con enorme melancolía, a algunos ponerse en primera fila de la manifestación, cuando antes jugaban al juego intelectualoide de los artefactos exquisitos.

Llegados a este momento, cualquier línea de actuación admisible tendría que incluir:

1.- La inmediata aplicación del art. 155 de la Constitución Española. El Estado no puede seguir consintiendo que sus instituciones se utilicen para el delito.

2.- La inmediata persecución de todos los delitos cometidos en el día de hoy. Incluyo aquí a todos sus autores, sean cabecillas o simples ejecutores. De todos ellos. Esas imágenes que tanto horrorizan a algunos son la mejor prueba de su comisión.

3.- Tomadas las medidas anteriores, pero sin esperar demasiado, una convocatoria de elecciones generales. Es hora de que los españoles digan qué piensan de los líderes del PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. Y de su actuación durante estos meses y días.

4.- Que Rajoy renuncie a presentarse. Y que lo anuncie ya. Ahora podemos juzgar su actuación. Los ciudadanos teníamos derecho a esperar que el Estado tuviese medios suficientes para evitar la comisión masiva de delitos, anunciada desde hace meses. A esperar que se hubiese dispuesto lo preciso. El Estado ha fracasado. Da igual en qué haya quedado la cosa esa ilegal de los secesionistas, esa mera excusa para obtener su repugnante relato victimista. El fracaso no se sitúa ahí; se sitúa en la asunción voluntaria de que era mejor renunciar a los mecanismo constitucionales cuando realmente no contaba con un plan alternativo. Ahora hemos constatado ese fracaso. Ese fracaso señala al máximo responsable. Y el máximo responsable es Rajoy.

Mientras termino de escribir esto, escucho a Rajoy. Su discurso es la constatación de su fracaso personal. Es un discurso inane, hueco, mentiroso e irresponsable.

Hoy es un día muy triste.

Más aún: miro alrededor y me encuentro huérfano. No creo que esté solo. Creo que hay millones de españoles en busca de refugio.

Pero no existe ese refugio. La culpa es nuestra, claro. Tenemos los políticos que nos merecemos.

 

10 comentarios en “La gangrena del Estado

  1. Me siento igual de huérfano, infinitamente triste, con miedo y sintiéndome prisionero en mi propia casa, a expensas de lo que está pasando y pasará en Barcelona 😦

  2. Visto lo visto,¿con qué legitimidad el estado español me puede obligar a pagar impuestos si no es capaz de impdir un referendum?

  3. Muchas gracias por su tribuna que nos hace sentirnos menos solos cara a este enorme «gachis». Su lucidez me ayuda a mirar la realidad con el coraje necesario.

  4. Yo milité en UPyD…iba a decir…pero para qué. Un día tristísimo y lo que nos queda por ver. España ha muerto y solo queda hacerle un entierro y echar un puñadito de tierra musitando: tierra de España. La España de la ley. La que intentaba acoger en su seno no a tribus sino a ciudadanos

  5. Totalmente de acuerdo con usted, y muchas gracias, porque resume perfectamente mi estado de ánimo. A partir de ahora intentaré que todo lo que va a pasar me afecte (a mí y a mi familia) de la forma más leve posible. He perdido totalmente la fe y la esperanza en mi país, y sobre todo, en las gentes que la pueblan. José Angel, yo también hice lo que pude, hasta donde los españoles nos dejaron.

  6. Estoy de acuerdo con buena parte de lo expuesto, pero no con el conjunto. Creo que todavía se puede tensar más la cuerda hasta llegar al 155, y en cualquier caso, la mayoría del PP en el Senado garantiza que se aplicaría si fuera necesario.
    Creo que el camino legal, en manos del Poder Judicial, es el correcto para evitar la aparición de mártires de la causa secesionista. La cuestión es que nuestro Poder Judicial esté capacitado y motivado para actuar como debe.
    Y lo de atacar a Rajoy, desde la perspectiva de uno que no vota – por convicción – desde hace más de seis legislaturas, me sigue pareciendo un error, venga de quien venga. Porque es Presidente de todos los españoles, secesionistas incluidos, antes que miembro de un partido político, y debe velar por el conjunto más allá del corto plazo.

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