Tsevan Rabtan es un facha

 

Últimamente mi hija pequeña, que si se muerde se envenena, se dedica a llamarme «cutre abogado podemita». La culpa es mía. Por contarle un comentario que vi en el blog de una persona que había mencionado una de mis entradas. Concretamente una en la que defendía a Manuela Carmena de unos artículos en Libertad Digital. Creo que es la entrada que más visitas ha tenido desde que abrí el blog. Y me consta que mucha gente de Podemos la usó para atacar a los que criticaban a la candidata de Ahora Madrid.

Explico esto por la siguiente razón: llevo casi diez años escribiendo y -bocazas impenitente como soy- me he metido con mucha gente. Por ejemplo, he criticado agriamente a Libertad Digital, a Esradio y a sus periodistas estrella (sobre todo a Losantos). A Pedro Jota le he llamado de todo. A los del ABC y sus portadas criminales, no les cuento. No he escrito casi nada de Marhuenda, pero porque no le presto atención de lo poco que me interesa. He criticado al PP (mucho en los años de Zapatero) y a Rajoy, un presidente que debió dimitir hace mucho por el falso despido de Bárcenas. Me he metido con el PSOE y con Zapatero (el inane mentiroso que siguió negociando con ETA después de decir que había roto las negociaciones) y con Podemos y con IU -considerando lo anticomunista que soy, era inevitable. He sido muy crítico con el nacionalismo vasco y el catalán, pero algunos se apoyaron en cosas que escribí cuando El Mundo publicó informes inexistentes para atacar a Pujol en vísperas de unas elecciones. He criticado muchas noticias de El País y Público y El Diario. Y he despotricado de Escolar (la visión especular de Losantos). Estuve de acuerdo con la sentencia contra Garzón y con la del TEDH sobre la doctrina Parot, y critiqué al Supremo por ilegalizar Sortu. Fui violento con Carlos Herrera y Santiago González por el análisis superficial de las sentencias sobre descuento de penas a etarras y con Arcadi Espada cuando trató de cierta forma el asunto de la eugenesia, aunque muchos me llamaron criminal abortista cuando defendí una ley de plazos en cierto artículo. Me han criticado por defender que está bien perseguir a los que entran en capillas interrumpiendo a los que allí rezan, pero a muchas personas les pareció muy mal que, ateo y anticlerical como soy, dijese en twitter que no me salía de los cojones respetar las creencias de nadie. A pesar de que soy proisraelí en el cerebro reptiliano y lo expliqué a las claras hace muchos años, una pirada se dedicó a hacerme la vida imposible por escribir sobre los elementos materiales de los conflictos en Israel y el mundo árabe, amenazándome con darme a conocer entre sus amigos sionistas. Escribí un artículo elogiando la segunda enmienda de la constitución americana y he declarado mi admiración muchas veces por ese fantástico país, aunque también escribí sobre la vergüenza de Guantánamo, de la que ellos mismos se arrepentirán en el futuro. Me he choteado de todas las formas posibles del infantilismo de los ancaps y de las versiones más adanistas del liberalismo económico, a pesar de que siempre me defino como liberal. Y, además, soy la única persona en el mundo que ha defendido a Montoro.

Todo lo anterior me ha llevado a tomar con cierta distancia los comentarios de la gente. La peña tiende a definirte con ligereza, basándote en lo último que escribes. Y además esto que estoy haciendo es un error: nunca hay que dar explicaciones de que tus opiniones sobre algo concreto no te definen. Sin embargo, lo hago por una razón: he llegado a la conclusión de que soy un facha. A pesar de todo lo que haya podido escribir y opinar que pudiera alejarme de esa definición, tengo que ser un facha. Sí, un fascista. La razón es la siguiente: cuando he escrito contra personas a las que habitualmente los de izquierdas califican como fachas, estas personas han solido callarse. No me han llamado rojo, ateo, comunista, vendido de la izquierda, etarra, asesino de niños u otras lindezas por el estilo. Ha habido algún caso, pero han sido relativamente raros. Sin embargo, en cuanto escribo algún artículo contra personas a las que habitualmente los de derechas califican como rojos, he recibido un montón de insultos. Y el más habitual es ese: facha. El facha que escribe en JotDown, una revista por lo demás, y salvo por esa manía de dar sitio a algún facha (como se daba sitio a los negros en los jurados de blancos), excelente.

Y no puede ser que tanta gente esté equivocada, ¿verdad?

Termino aprovechando para romper una lanza por los tunos. He sido durante años inmisericorde con ellos. Ninguno, ni una vez, me ha insultado. Solo en una ocasión, uno de ellos, pero de forma muy educada y cortés, me preguntó qué tenía contra ellos. Ya nada, amigo tuno. ¿Cómo va un facha a decir nada malo de un tuno?

12 comentarios en “Tsevan Rabtan es un facha

  1. Ja ja. Muy hábil el argumento de la reacción del criticado. Me pasa también.(Claro que la extrema derecha desprecia la vida como la izquierda, aunque no abran la boca).
    Saludos.

  2. «Termino aprovechando para romper una lanza por los tunos. He sido durante años inmisericorde con ellos. Ninguno, ni una vez, me ha insultado».

    ¿No te jode?, porque no saben leer.

  3. La crudeza de escepticismo es como los temas de la poesía; generan un argumento por siempre incomprendido. De eso saben muchos los tunos.

  4. ¿La hija pequeña es la lectora compulsiva, no?

    Un gran resumen de sus aciertos. ¿Las equivocaciones? Es bueno para la higiene mental. Y no vaya a hacer como Krugman que sus equivocaciones son no haber visto la magnitud y/o profundidad de sus aciertos 🙂

    (Olvídese del ERROR, por ese ya se flageló ante todos los españoles. Está perdonado. Pero que no se repita.)

    ((Q. sigue leyendo los comentarios. Una vez contaminado, el enfermo deja de ser consciente del mal que le aqueja.))

  5. A la gente le gusta oir lo que está de acuerdo con sus ideas. Si las atacas con un buen argumento y las haces tambalearse porque tienes razón reaccionan como reaccionan. son pocos los que son capaces de soportar que «los otros» tengan razón en algo sin echar espumarajos por la boca.

    Por ejemplo, a mí la gente de Podemos me parecen la mayoría unos impresentables tan «casta» como los otros y disfruté cuando salieron los tweets rebuscados del tal Zapata. Pero tuve que cambiar de opinión cuando alguien de «los otros» dijo, con razón, que eran unos tweets rebuscados sacados de contexto y que formaban parte de una discusión sobre los límites del humor. Total, que el hombre no tenía que haber dimitido. Yo cambié de opinión a la vista de nuevos datos, pero el 99% de la gente no lo ha hecho ni puede hacerlo. Supongo que hacen falta más de tres neuronas interconectadas para eso.

  6. Los tunos somos unos fachas —lo sabe todo el mundo— y nos vendría bien alguien que supiera si vamos más o menos afinados. ¿Se anima, Tsevan?

  7. Es curioso… Hace tiempo que yo aseguro a mis más íntimos que no creía ser de derechas, pero la gente insiste tanto que me han convencido de ello («qué facha eres……») Me deben de conocer mejor de lo que yo me conozco a mí mismo… Y yo, por no discutir, pues les hago caso: «Yo? Yo soy muy reaccionario, muy facha.»

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