Economía en dos tardes

Para mi disfraz de intelectual moderno y amortizar mi kindle me he fijado en estos días en Thomas Sowell intelectual y economista, ultraliberal por supuesto, estadounidense. Y negro. Prolífico autor (no tanto como César Vidal, todo hay que decirlo) de libros y artículos de opinión que destacan por la claridad expositiva.

Mi interés por su obra comenzó al conocer de su The Einstein Syndrome: Bright Children Who Talk Late en donde se discute sobre la cantidad de genios que empezaron a hablar tarde y mal. Hablar tarde y mal era también, para muchos, un síntoma de enfermedad o retraso mental.

La razón de mi empatía por este libro es, claro, que empecé a hablar muy tarde y mal; si hubiera nacido hoy me habría quedado en tuitear. Mi madre preocupada, alarmada, soliviantada me llevó al médico por ello. Pero esperó tanto a que rompiera a hablar que cuando se decidió el tiempo de los pediatras había pasado. Y el de las pediatras aún no había llegado.

Mi madre compungida le mostró el caso (es decir yo) al médico de turno y le preguntó por mi retrasez y mi imbecilidad. El médico le dijo algo así como que… para tonta tú, en poco tiempo hablará castellano, inglés, alemán, ruso y balbuceará chino cantonés.

Entre los genios que hablaron mal y tarde, aparte de Einstein (y yo mismo, todo hay que decirlo) la wikipedia citan a Clara Schumann, Arthur Rubinstein, Julia Robinson, o Richard Feynman. Yo no exijo menos para este club. Es conocida, por contra, la anécdota verídica de un niño que, al nacer en Valladolid, ya se dirigió a lo presentes en perfecto leonés: «Yo nací libre y elegí la esencia de la democracia [hizo una pausa de dos minutos que extrañó a los presentes] para la disfrutabilidaz de mi libertaz. En lo más profundo de mi ser [otra pausa que heló los corazones] sé que mi abuelo sabrá guiarme, guiarme, guiarme, grande, grande, grande». Y dicho esto rompió a llorar desconsoladamente.

También aprecio Intelectuals and Society un libro joven a un precio razonable y que analiza el papel de la intelectualidad, la pseudointelectualidad y la pacotillidad en la vida moderna. Estoy leyendo la muestra gratuita y ya sé que deja para otra vida el terrorífico análisis de la intelectualidad europea durante el siglo vigésimo.

Sin embargo mis carencias intelectuales modernas me obligan a centrarme en la obra económica del autor. Y particularmente en Basic Economics: A common sense guide to economy. Maldita sea, la obra va por la cuarta edición que recién salió el 28 de diciembre del año pasado. El precio en kindle no es nada económico: sube a los $25. Gratuitamente he leído ya la primera parte Prizes and Markets y he de decir que no me ha defraudado. En dos tardes he aprendido los rudimentos de oferta y demanda; de incentivos y buenas intenciones; de carestía y sobreabundancia; de la inexistencia del precio objetivo, y tantas otras cosas.

Políticos todos, cagaos por la pata pabajo. Dos tardes más y voy, voyyyyyyyy.