El libre albedrío es un engaño y me han obligado a escribir un libro para denunciarlo

 

Este artículo es inconsistente y simplista, está repleto de contradicciones y utiliza definiciones infantiles y categorías propias de Liberalismo para dummies. De hecho, recuerda más al trabajo «brillante» de un estudiante de bachillerato que a la síntesis de la posición sobre el liberalismo, el libre albedrío y el futuro que nos acecha de un autor solvente.

Empiezo a explicarme el éxito de Harari.

Por cierto, esto es maravilloso:

«Es posible que este descubrimiento otorgue a los seres humanos un tipo de libertad completamente nuevo. Hasta ahora, nos identificábamos firmemente con nuestros deseos y buscábamos la libertad necesaria para cumplirlos. Cuando surgía una idea en nuestra cabeza, nos apresurábamos a obedecerla. Pasábamos el tiempo corriendo como locos, espoleados, subidos a una furibunda montaña rusa de pensamientos, sentimientos y deseos, que hemos creído, erróneamente, que representaban nuestro libre albedrío. ¿Qué sucederá si dejamos de identificarnos con esa montaña rusa? ¿Qué sucederá cuando observemos con cuidado la próxima idea que surja en nuestra mente y nos preguntemos de dónde ha venido

¿Qué sucederá? Nada, hombre, nada. No sucederá nada porque cómo va a suceder nada si el libre albedrío es una tomadura de pelo y yo he pinchado en el artículo de El País creyendo que lo hacía libremente, cuando en realidad estaba siendo manejado por los que quieren que compre libros de Harari.

Paladeen la frase:  «¿Qué sucederá cuando observemos con cuidado la próxima idea que surja en nuestra mente (…)?». A ver, Yuval, ¿quién va a observar con cuidado la próxima idea que surja en nuestra mente? ¿Hay alguien dentro de nosotros, Yuval? ¿Un Yuval chiquitito?

En fin, pensaba tirarme un rato con el artículo, pero tengo cosas mejores que hacer, así que me remito a esto.