Cuánto me ha gustado esto de Antonio Villarreal.
Y me habría gustado aunque no me hubiera pasado algo parecido.
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Lo más divertido de las quejas de Tsipras sobre España y Portugal es que, incluso aunque fueran ciertas, no demostrarían más que la enorme jeta del sujeto. Al fin y al cabo ¿no demostraría esto que Tsipras es el que promete cosas para las que necesitaría, entre otros, el sí de los gobiernos de España y Portugal, algo con lo que no podía contar?