No todos los pobres son iguales

 

Leo en un comentario a la anterior entrada de este blog esto:

En España tenemos problemas más que de sobra como para ir impartiendo doctrina por el mundo. Por ejemplo tenemos un 28% de pobres y un 23% de paro. Y gente cobrando 400€ o 300€. Qué opinaran de ello nuestros admirados politicos? Sinceramente, a mi me interesa mucho más esto que la situación en Venezuela.

Estos días, a raíz de noticias como esta he venido leyendo a personas que afirman que en España hay un 28% de pobres.

No voy a minimizar las dificultades, algunas muy severas, por las que están pasando muchos españoles. Demasiados. Ahora, si hablamos de un 28% de algo para compararlo con lo que pasa en Venezuela (un lugar en el que la gente no puede comprar medicamentos, en el que niños están muriendo por falta de asistencia médica, en el que las personas no pueden adquirir lo más básico porque simplemente no está disponible, en el que hay una tasa de criminalidad salvaje, de las más altas del mundo, con una economía que este año va a caer un 8% y en el que hay una inflación gigantesca —de un 720% este año—), es preciso que sepamos a qué se refiere ese 28%.

Veámoslo. Aquí está la nota de prensa del informe del INE. Pueden leerla completa. No es muy larga, pero me voy a centrar en ese 28%.

El indicador AROPE de riesgo de pobreza o exclusión social es un indicador que se construye con la población que se encuentra bien en riesgo de pobreza, o con carencia material o con baja intensidad en el empleo. Así, se define la población en riesgo de pobreza o exclusión social como aquella que está al menos en alguna de estas tres situaciones:

– En riesgo de pobreza (ingresos por unidad de consumo por debajo del 60% de la mediana). Se construye con los ingresos del año anterior.

– En hogares sin empleo o con baja intensidad en el empleo (hogares en los que sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20% del total de su potencial de trabajo durante el año de referencia de los ingresos, es decir, el año anterior a la entrevista).

– En carencia material severa (definida como la carencia de al menos cuatro conceptos de los nueve de la lista siguiente que se preguntan en la encuesta). Los nueve conceptos considerados son:

1. No puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año.

2. No puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.

3. No puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada.

4. No tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 650 euros).

5. Ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) o en compras a plazos en los últimos 12 meses.

6. No puede permitirse disponer de un automóvil.

7. No puede permitirse disponer de teléfono.

8. No puede permitirse disponer de un televisor.

9. No puede permitirse disponer de una lavadora.

Según los resultados para estos nueve conceptos, se estima una distribución de la población en relación con su situación de condiciones materiales de vida. En 2015, el 48,2% de la población no tenía carencia en ninguno de los nueve conceptos considerados, mientras que el 6,4% de la población estaba en situación de carencia material severa (con carencia en al menos cuatro conceptos de la lista de nueve). De los nueve conceptos que determinan la inclusión de la población en este grupo, los más frecuentes han sido: ‘no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos’ (afecta al 99,4% de las personas en situación de carencia material severa), ‘no puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año’ (98,9%), ‘no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada’ (78,2%) y ‘ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos en los últimos 12 meses’ (75,6%).

Porcentajes:

Personas que consideran que no tienen carencia en ninguno de los nueve conceptos 48,2

Personas que consideran que tienen carencia en al menos un concepto de los nueve 51,8

Personas que consideran que tienen carencia en al menos dos conceptos de los nueve 35,4

Personas que consideran que tienen carencia en al menos tres conceptos de los nueve 16,5

Personas que consideran que tienen carencia en al menos cuatro conceptos de los nueve 6,4

Personas que consideran que tienen carencia en al menos cinco conceptos de los nueve 1,9

En la ECV de 2015, el indicador agregado AROPE de riesgo de pobreza o exclusión social se situó en el 28,6% de la población residente en España, frente al 29,2% registrado el año anterior. La reducción global de la tasa AROPE se produce de forma común en sus tres componentes. Así, el riesgo de pobreza pasa del 22,2% al 22,1%; la carencia material severa, del 7,1% al 6,4% y la baja intensidad en el empleo se reduce del 17,1% al 15,4%.

Es decir:

1.- El 28,6% es un indicador no de pobreza, sino de riesgo de pobreza o exclusión social.

2.- Están en ese 28,6% personas en las que se reúne una de estas tres situaciones:

a) Que ganan un 60% menos que la mediana. Ese 60% de la mediana de ingresos es, en 2015, de 8.011 €. En una familia con dos adultos y dos hijos es de 16.823 €.

b) Los que no tienen trabajo o forman parte de una unidad familiar en el que se trabaja por debajo del 20% de lo que se podría trabajar, con independencia de los ingresos o el patrimonio que tengan.

c) Los que reúnen cuatro de al menos los conceptos antes citados. Ojo, en la encuesta nos dicen cuántas personas reúnen cuatro al menos (lo que se llama carencia material severa): un 6,4%. Más aún, sabemos que la mayoría de ese 6,4% está ahí incluido por no tener capacidad para afrontar gastos imprevistos (tener 650 € disponibles), no poder ir de vacaciones al menos una semana al año, tener que ahorrar en calefacción de la casa y haberse retrasado en pagos de hipotecas, alquileres, gastos de la casa o en compras a plazos.

3.- La evolución de la carencia material severa es esta (ojo, se refiere a los ingresos del año anterior): en 2011, un 4,5%, en 2012, un 5,8%, en 2013, un 6,2 %, en 2014, un 7,1%, en 2015, un 6,4%. Como vemos, tras años de crecimiento, desciende en el último año medido.

Ahora, una vez examinado esto, ¿en serio alguien cree que ese 28,6% y las razones por las que se les incluye en ese porcentaje tienen algo que ver con los datos actuales de Venezuela?

¿En serio?

 

 

Hablemos de España

 

Insisten mucho los podemitas y muchos periodistas y tertulianos en preguntar por qué se ha convertido Venezuela en el tema de las elecciones con la de problemas que tenemos. Y, ya puestos, nos dicen, ¿por qué no hablar de Bután, Burkina Faso o Arabia Saudita?

Esa pregunta, si es sincera, demuestra una enorme miopía. Cuando en España hablamos de Venezuela no estamos hablando de Venezuela, estamos hablando de España, y cuando hablamos de Grecia también hablamos de España. Esos países no están en la agenda por ciencia infusa. Los pusieron allí los máximos dirigentes de Podemos con sus biografías recientes, la financiación de las plataformas de las que nace su partido, su asesoramiento y con su propio discurso, tanto el de análisis supuestamente objetivo y alabanza de modelos y propuestas como el manifiestamente hagiográfico, con esas emociones poco contenidas, demostrativas de culto al líder bolivariano.

Esas personas que antes nos bombardeaban con Venezuela y Grecia ahora nos preguntan por qué queremos hablar de Venezuela y Grecia. Ahora que los que mandan en Grecia bajan las pensiones y privatizan lo que antes decían que era intocable. Es decir, cuando los que mandan en Grecia hacen aquello que incendió Grecia cuando los que ahora mandan eran oposición. Y ahora que ya no se puede ocultar la ruina económica y social, la crisis humanitaria, la conculcación de los derechos humanos y la deriva autoritaria del régimen bolivariano.

Yo no quiero hablar de Grecia y Venezuela más que de otros lugares. Si hablo más de ellos que del Congo, es porque no quiero que España termine convertida en una versión más del fracaso del populismo de izquierdas y del comunismo. Además, no hablamos de Cuba o Corea del Norte. Hablamos de los modelos que vendían hasta hace dos días los que ahora pretenden ser socialdemócratas nórdicos.

No ver que se da una alternativa entre partidos que no quieren acabar con el sistema y uno que ha tenido —mientras sus hechos no alcanzaron el tamaño del Everest— como modelo esa ruina concreta es estar completamente ciego.

Esa alternativa es, además, independiente de la responsabilidad de que estemos donde estamos. No digo que esto no sea importante. Lo es, naturalmente, pero es mucho más importante no pretender curar nuestros males poniéndonos en manos del hechicero.

Hablemos, pues, de España. Hablemos de Podemos y de sus dirigentes. De lo que han sido, de lo que han dicho, de lo que han defendido. Por suerte, podemos hablar de Podemos, de qué es Podemos, sin haber padecido aún la ruina, la miseria y la naturaleza liberticida de un gobierno de Podemos.